¿Sabías que el panorama literario cuenta con una nueva poeta?
Se trata de Natalie Rosario Ruiz, una joven de 24 años, residente del municipio de Carolina y autora del libro Malamañosa.
Conversé con ella y me dio detalles sobre sus mañas.
¿Te consideras malamañosa? ¿Por qué?
Definitivamente me considero malamañosa y no solo porque era lo que mi madre me decía cuando me negaba a comer lo que me servía, sino porque siento que parte de mi personalidad se compone de pequeñas malas mañas que me han ido definiendo a lo largo de mi vida y ojo, no necesariamente en un mal sentido.
Las malas mañas son el distintivo que me caracteriza; malas mañas en comida, malas mañas en comportamiento, malas mañas en ideales, etcétera, y creo que abrazar esa malamañosería, que a veces recae en errores y otras tantas en cosas hermosas, es lo que me convierte en la Natalie que soy y que siempre tiene mucho que traer a la mesa, mucho que contar y mucho sobre lo que pensar.
¿Escribir es una mala maña? ¿Qué es escribir para ti?
No y sí. No considero escribir como una mala maña si nos limitamos al sentido teórico y concreto, por así llamarlo, de la palabra. Ahora, si abrimos el sentido a todo lo que «malas mañas» trae en su bagaje, sobre todo en el ámbito boricua, escribir es una de esas malas mañas que me definen desde siempre y que no pienso cambiar por nadie. Considero que mi forma de escribir en sí resulta un repertorio de malas mañas, tanto en las formas de escritura que utilizo, como en la forma que juego con el sentido de lo que transmito cuando escribo.
En parte es por ello que escribir es para mí un coqueteo con las palabras, con el lenguaje, con el significado y al mismo tiempo es una forma de inmortalizar las escenas, las emociones y los pensares que me habitan por momentos. Es una forma de preservar mis etapas y procesos, además de un método de desahogo mediante el cual ventilo todo aquello que no puedo apalabrar.

¿Cómo fueron tus primeros acercamientos a la poesía?
Confusos. Inicialmente yo no era consciente de que escribía poesía, solo de que disfrutaba escribir aquello que se me ocurría. Recuerdo que mi madre constantemente le decía a otros «a ella le gusta escribir» y yo respondía que sí porque disfrutaba del acto de escribir palabras en libretas, no porque entendiera que realmente ese acto conllevaba un arte desarrollado tantos siglos antes de mí. Eventualmente comencé a leer y a ver la escritura con seriedad, todo tipo de escritura.
Para el año 2010 mi abuelo paterno, poeta, muere. Yo nunca lo ví como poeta, sino como abuelo, ni siquiera supe que era un poeta con publicaciones hasta que murió. A partir de ahí la poesía y la escritura en sí fueron un tema de seriedad y compromiso para mí… y total, es lo único que realmente se me da bien y me apasiona, así que hice de ella mi sueño, mi meta y finalmente mis estudios.
¿Cómo describirías la poesía que nos compartes en este libro?
Existencialista, profunda, visceral, reflexiva, abismal y por alguna razón la otra palabra que viene a mi mente es completa. Este libro recoge mi voz poética completa, al sol de hoy; mañana, no sé.
¿En qué te inspiras para escribir? ¿Crees en la musa?
Mi inspiración parte de todo aquello que pienso, veo o imagino. Cada pensamiento que recorre mi mente y que me parece necesario rescatar, por más mínimo o pequeño que sea, me sirve para impulsar poemas, cuentos y en ocasiones historias. Para inspirarme a veces hago espacio para escucharme o agudizo mis ojos para observar lo que me rodea, y definitivamente creo en la musa. La abundancia de ella resulta en inspiración y la escasez de ella en bloqueo de escritor. No sabría definirla o describir el concepto o la idea, pero soy consciente de que está presente cuando escribo, algunas veces más potente que otras.

¿Cómo fue el proceso creativo de Malamañosa?
Realmente fue un proceso largo, de tres años para ser exactos, que supuso un diálogo constante con mis emociones y pensares con relación a temas como la bruja y los males, entre otros. De hecho, lo primero que surge es la serie de La Bruja, para ese entonces todavía estaba en pleno bachillerato y no era consciente de que los poemas que escribía se entrelazaban lo suficiente para formar un poemario.
Luego entre clase y clase comencé a desarrollar la serie de Los 7 males. Fue a partir de esa serie que comencé a ver las posibilidades. En adelante comencé a escribir las series subsiguientes como parte de un poemario ya pensado que a continuación titulé Malamañosa. La última serie de poemas, Otra bruja, fue un cierre, pero además de ello, fue un adentrarse en las emociones y sentires que me habitaban, además de un desahogo y un describir de los procesos que me encontraba enfrentando en ese momento.
¿Qué fue lo más bonito del proceso?
Creo que lo más bonito del proceso fue descubrir mis voces y las posibilidades que ellas tienen. Recibir el apoyo de familiares y amigos en algo en lo que me creía sola, además de ver y probarme que de verdad escribir es algo real para mí.
¿Cómo ha sido el apoyo de Ediciones Enserio?
Realmente, monumental. Hice varios intentos de publicar este poemario por otros medios, pero jamás recibí ni los atisbos de todo el apoyo que recibí por parte de Ediciones Enserio desde el día uno. La dedicación, la empatía, las ganas y el esfuerzo que pusieron en la realización de este libro fue grande y el apoyo que me han dado como escritora y como persona ha sido monumental; no hay otra palabra.
¿Con qué quisieras que se queden aquellos que te lean?
Quisiera que se queden con la noción de que reconocernos tal cual somos es uno de los mayores placeres, darnos el tiempo de escucharnos en el silencio y ser conscientes de las diversas partes que nos componen es la mejor forma de acercarnos a nosotros mismos. La poesía es el medio por el cual yo soy consciente de las partes que me habitan, sin embargo no es el único. Además quisiera decirles que la escritura está viva, pero depende de nosotros hacerla sentir.
Natalie comparte con nosotros un poema de Malamañosa.
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