José Rabelo: de sueños y desastres

Esta tarde mi país se hunde como la isla de la novela Azábara (Isla Negra Editores, 2016), de la autoría del puertorriqueño José Rabelo.

Sintonizo Telenoticias mientras espero al escritor en Sobao by Los Cidrines, en la Avenida de Diego en Río Piedras. Aquí conversaremos sobre nuestros desastres.

La prensa espera al gobernador Ricardo Rosselló mientras yo espero a Rabelo. La periodista Zugey Lamela explica que, de un momento a otro, el primer mandatario se dirigirá al país. No hay información alguna. Solo rumores de que va a renunciar. El país colgando de rumores. La prensa tratando de informar a base de rumores.

El pueblo indignado ha estado exigiendo esa renuncia tras más de una semana de protestas intensas. ¿Los motivos? Un presunto esquema de corrupción y la publicación de un chat que reveló la verdadera e inaceptable manera en que el gobierno nos ve.

Rabelo llega. Nos saludamos. Es un hombre cercano, sin formalismos excesivos ni divismos. Me gustan los seres así, que no crean distancias porque son doctores, o profesores, o escritores galardonados. Recuerdo esa misma sencillez cuando lo entrevisté por primera vez en el Festival de la Palabra en 2012. Por suerte, hay gente que no cambia.

Pide un sándwich cubano y yo, un wrap de pollo. Comemos mientras comentamos la situación histórica que atraviesa Puerto Rico. Un caso tipo Watergate en Telegram. Un caso de filtración de documentos estilo WikiLeaks.

De un momento a otro, nos hundimos en preguntas.

¿Qué rol juegan los escritores en una coyuntura histórica y social como esta?

Yo soy de la tesis de que los escritores presentamos los problemas, pero les toca a los lectores resolverlos. Esto lo decía también mi colega médico y escritor ruso Antón Chéjov.

He presentado en mi obra realidades alternas, realidades metafóricas a través de las cuales muestro los problemas de mi realidad propia.  Por ejemplo, en Cartas a Datovia, yo presento un país donde la literatura es lo más importante, sabiendo que aquí en Puerto Rico la literatura está postergada. Además, en El monstruo más divertido del Caribe, el monstruo tiene una mano con tres dedos que representan las ramas Legislativa, Ejecutiva y Judicial y la otra mano es una pala de una máquina excavadora que simula la construcción. Ese es el monstruo que nos está destruyendo.

Otro tema que me preocupa es el sueño en el que parece estar sumido nuestro país. Puerto Rico lleva un sueño de 500 años; es como el Bello Durmiente del Caribe y ahora este príncipe azul en La Fortaleza lo está despertando.

Rabelo me comenta que el tema del sueño es uno recurrente en su trabajo literario. Lo vemos en Cartas a Datovia y 2063 y otras distopías (cuentos Estadio y Aparalipsis). Pienso en ese sueño profundo, en esa parálisis, en esa cama cómoda en la que nos hemos instalado como país. También en otros lechos confortables en los que nos metemos como individuos. Me viene a la mente que a veces dormimos mientras el caos cobra fuerza.

La crisis que se ha acentuado durante los últimos días en Puerto Rico me hace pensar en tu novela Azábara, una isla que también enfrenta el caos político, social y económico. ¿Qué motivó su escritura?

La idea de Azábara surgió cuando vi en Noticentro que se estaba erosionando y destruyendo la playa de Loíza. Me pareció interesante que eso pudiera pasar en toda la isla: que se disolviera y se hundiera. Así comencé a hacer la hipérbole. Me tomó cinco años. Después, me di cuenta de que esta isla no tenía nombre y me puse a pensar hasta que di con guazábara, la palabra de la guerra taína. Entonces, le quité las primeras dos letras.

En la novela, los personajes no tienen nombre. Los lectores van a descubrir por qué uno de ellos es embustero patológico, por qué una señora vive de la ciencia, por qué el hombre quiere ser recordado y nunca olvidado y por qué a una muchacha reportera le gustan los jóvenes y no los viejos. Es un rompecabezas.

Recuerdo que en la historia todo comienza a destruirse precisamente por las costas y afecta al Capitolio y a la Casa Gubernamental, cercanos a la zona costera. Coincidimos en que ese dato pudiera referirnos a la caída del gobierno en Puerto Rico, al desplome del gabinete, a la erosión de la confianza del pueblo: al hundimiento.

¿Cuál fue el mayor reto?

El mayor reto fue crear la sensación de incertidumbre ante el desastre. Quería crear un documento caótico donde todo fuera un gran bloque que se estuviera destruyendo. Incluyo el asunto multimedia, información por todos lados, recursos para crear un ambiente que se sienta de verdad, como lo vivimos con el huracán María, que aún no había ocurrido.

Vienen a mi mente los recuerdos del huracán como una película cruel. Incertidumbre. Éxodo masivo. Muertes. Barcos hospitales. Las marcas del miedo. Más incertidumbre. Creo que los escritores somos, a veces, profetas del desastre.

¿Podemos decir que Azábara es Puerto Rico?

En Azábara, hay muerte, hay hundimiento, pero la gente sigue festejando, escuchando música y haciendo servicarros de oración. También está el hombre que mató a la muchacha que nunca apareció, hasta un velorio de una muerta pará con una AK-47. La gente cuando lee todo eso, se da cuenta de que es Puerto Rico.

Abázara representa el hundimiento de mi país que ya uno veía venir porque el ciclo de la historia se repite. Sin embargo, ahora vemos jóvenes luchadores, como los que creé en Cartas a Datovia, que están despertando de ese sueño y no se dejan meter las cabras.

¿Crees que este despertar propicie un cambio importante en nuestra historia como país?

Yo creo que sí. Luego del huracán María, tuvimos tiempo para pensar sin distracciones. Ana Teresa Toro escribió hace poco que hay pueblos que son destruidos por los huracanes y que hay otros que se los tragan y luego los botan. Esa es una gran verdad que nos define.

Mientras despertamos, también hemos tenido que cultivar una literatura que nos salve. ¿Cómo tú has logrado sortear el desastre para hablarles a niños y jóvenes?

Uno de los temas más candentes en el chat del gobernador y sus hombres de confianza es el bullying. Yo era pediatra y veía muchos niños sufriendo. Por eso escribí P.A.M. y Club de calamidades, este último aborda el bullying social. También tengo un cuento que se titula Libertad (Cuentos de la fauna puertorriqueña) y es sobre una cotorra triste en cautiverio. Otro es Sato (Cuentos de la fauna puertorriqueña) que cuenta la historia de un perrito que es burlado por unos perros de raza. En este cuento trato el tema de la identidad puertorriqueña y la autoestima. Además de estos, tengo otros en esa misma línea.

Rabelo me comenta que experimenta un cambio de chip para abordar sus diversas obras. Y es que no podría ser de otra forma. Los niños, jóvenes y adultos no ven, ni sienten, ni interpretan la vida a través de los mismos estímulos. Sin embargo, no todos los artistas de la palabra tienen esa capacidad camaleónica.

¿Qué debe tener ese chip?

Si escribo para niños es importante no subestimarlos, brindarles pistas y hacer ilustraciones interesantes. Para los jóvenes, incluyo cosas que nunca hayan visto o las altero si ya las han visto, que agarren, que sean divertidas y que sean cercanas a sus intereses y preocupaciones de la edad. En el caso de los adultos, me gusta hacer historias con carga intelectual, con referencias culturales y simbolismos, y con descripciones atinadas que puedan lograr ilustraciones mentales.

Pienso en que Rabelo nació para enseñar. Escucharlo es aprender. Conoce sobre muchos temas y se le da compartir ese conocimiento sin apegos del ego.

Fue mi profesor en la maestría en Creación Literaria de la Universidad del Sagrado Corazón; también mi mentor cuando no me sentía listo para publicar mi primer libro Salto al vacío. Fue él quien me insistió, quien me hizo despertar del sueño de la inacción, quien me hizo rebasar la sensación de desconcierto que asalta a los escritores nuevos. En broma, le llamo mi papá literario.

A base de tu experiencia en el mundo literario, ¿qué le falta a la literatura puertorriqueña?

Yo siempre digo que tenemos que ser atrevidos y crear cosas, mundos y personajes que nadie ha trabajado. Aquí hay mucha producción, pero hace falta una estructura para distribuirnos. Necesitamos tener más exposición en las ferias internacionales. Las editoriales pudieran fomentarnos más en las universidades y en las escuelas. Tal vez la industria del libro se movería más en Puerto Rico si tuviésemos personas que se dedicaran a gestionar esas oportunidades que son importantes. Porque el arte tiene poder. Esta revolución boricua ha sido movida por el arte.  

Después del hundimiento, después de la revolución, ¿qué?

En  el caso de Azábara, todos van a vivir a otros países, incluyendo a Datovia. En el caso de Puerto Rico, renacer del fango de Azábara, del salitre. En medio de la manifestación más grande de estos días, cayó un aguacero que fue como un bautismo en el cual el pueblo renació. Se vio la alegría de una nueva vida. No es el fin, sino el primer día del resto de nuestras vidas.

#CURIOSEANDO

  • Idioma favorito para leer: español
  • Película que no te gustó: Battlestar Galactica
  • Libro que más has leído: La familia de Pascual Duarte (Camilo José Cela)
  • Algo que te gustaría aprender: tocar algún instrumento musical
  • Una mala costumbre que tienes: muy criticón
  • Tu palabra favorita: constelación

#COMPLETA

  • La felicidad es… poder compartir con todos tus seres queridos.
  • Te preocupa… que la gente en mi país no se vaya a dormir de nuevo.
  • Escribes para… traer seres a este mundo que de otra manera permanecerían ocultos en otro.
  • Tu libro favorito es… La divina comedia (Dante Alighieri)
  • Sueñas con… que nuestro país siga moviendo a las masas por medio del arte.
  • Narrar es… vivir.

Antes de terminar, le pregunto a Rabelo cuántos libros ha escrito. Responde la cantidad de veinte. Me dice los títulos y nos damos cuenta de que falló el número. Ya pasa la veintena. Nos reímos. Descubro que me faltan algunos por leer.

Nos despedimos satisfechos de haber hurgado en los estragos. Rabelo se queda en el lugar; yo, me marcho.

Aquella tarde/noche sospechamos muchas cosas, excepto que el gobernador de nuestro país no llegaría jamás a la conferencia de prensa y renunciaría —casi a las 12 de la medianoche— a través de un mensaje grabado transmitido por Facebook Live.


*Nota aclaratoria: Las expresiones de entrevistados y colaboradores no representan necesariamente el sentir de Narrándonos.com ni de su mantenedor.

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